Juan, el hombre pacífico, tiene un arma. Juan, el incólume Juan, tiene un revolver. En su maleta, en un bolsillo difícil de ver, envuelta en pañuelos árabes de colores violentos, tiene un arma. Un arma negra, pesada, brillante. Un arma fría. Es una espada de fuego, de empuñadura áspera, cargada y asegurada. Juan se acerca y la saca, siempre con cuidado, con solemne respeto, la toma en su mano, la alza, la toca, "Está helada", le quita el seguro, la levanta sobre su cabeza, la baja hasta la altura de sus ojos, la toma con las dos manos, y sueña que dispara, sueña con la explosión de cada bala y espera en silencio una oportunidad para descargarla. Banith se acerca por detrás, acaba de entrar en silencio, aprieta un cigarrillo entre sus labios, "Ya es tarde". Juan da media vuelta, y ve su cara, the smoking gun, exhaling gray clouds out of her mouth, the gun which shot him long before, still there, obvious, yet mean. Y Juan, the harmless guy, dispara. Links, zwo, drei, vier, links!
Juan tiene un arma. Es negra, liviana, brillante. "It's hot".
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