Fab vuelve para no encontrarse en el mismo lugar que dejó. En sus ojos y en sus ojeras bien logradas se ve un contento pagano. Fab y Jules se encuentran para no encontrarse en el mismo lugar. En medio del caos hay espacios fríos donde ellos no llegan. La multitud se aglomera y Fab corre a ella. Ellos se acumulan y Fab encuentra un descanso, lejos no hay densidad. Esa densidad intangible que Jules no puede evitar de exhalar. En medio del bar todos ellos dispuestos a jugar un poco. El alcohol en su ubicuidad y el humo no puede parar. "The room is open", a un lado, donde pude encontarla, a ella, tiempo atrás. Ellos no querían entrar y Fab azota sus pasos en busca de más trago. Y la dirección del sonido se concentra en medio de la habitación y Jules está colgado y sus oídos palpitan y vibran al beat de los golpes que entran en su mente agravando la densidad del humo que sus pulmones empujan a la helada gravedad de ellos, que se empujan haciendolo todo en las barras, derramando los vasos. Y Jules, ahora, golpea su sistema con una infinita tanda de shots en medio del cuarto que está vacío... que ella abandonó aun dejando sus rastros para que Jules no se pierda solo. |
Orange Scratch 6
Orange Scratch 4
Rauch
"It's in my blood, I just can't help it"
Los pulmones se hinchan
El ardor crece e ilumina la niebla en la noche
Los pulmones se inflan
Y el diafragma cede
Expulsado penetra en el espacio
Un artificio y se incorpora
Circular, se aleja
Y él con su dedo lo rompe
Para que virgen no muera.
------------------------------------------
Modern girls and old fashin men
I hate your style when you leave every night but always expecting some call back. You don't, you just can't see it right. Just leave a message and go right now. I swear I'll close my eyes.
"It's in my blood, I just can't help it"
Los pulmones se hinchan
El ardor crece e ilumina la niebla en la noche
Los pulmones se inflan
Y el diafragma cede
Expulsado penetra en el espacio
Un artificio y se incorpora
Circular, se aleja
Y él con su dedo lo rompe
Para que virgen no muera.
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Modern girls and old fashin men
I hate your style when you leave every night but always expecting some call back. You don't, you just can't see it right. Just leave a message and go right now. I swear I'll close my eyes.
Izquierda, derecha...
"¿Derecha o Izquierda?". Anna dobló a la izquierda sin esperar mi respuesta. Realmente hizo lo correcto. No tenía intenciones de responder. Era una de esos días en que incluso hablar representa un esfuerzo realmente incómodo. Cuando las palabras se reúsan a salir y no hay nada, por emocionante o especial que sea, que le devuelva a uno las ganas de abrir la boca salvo para respirar con fuerza.
Ese día mi nariz estaba tapada, no había oxígeno ni dióxido de carbono que pudiera pasar por ella. Todo por la boca. Hasta las pequeñas partículas de polvo en el aire las sentía entre mis dientes. Se secaba fácilmente y aunque tomara agua en cantidad no podía eliminar esa sensación de estarme secando y disecando por dentro. Como papel, como una sensación marchita.
Anna siguió manejando sin decir más. Prendió la rádio y Bob Marley encendió sus ojos mientras su voz inundaba el carro y empujaba a Anna en un vaivén casi catártico. De pronto su pelo estaba como alimentado por un soplo ininteligible que sólo ella y Bob pdían entender. Yo miraba el espectáculo desde el fondo del asiento, en donde mi cuerpo ya no quería más responsabilidades más que seguir con vida hasta llegar a casa. La presión en el pecho empezaba a hacerse insoportable y las ganas de cagarme en el mundo eran oportunamente, y a mi pesar, reemplazadas por un sentimiento más grande que la rábia... la culpabilidad. Culpabilidad por querer odiarlo todo sin remedio, culpabilidad por querer parecer incólume cuando por dentro sólo sé como carcomerme más las entrañas. Culpabilidad por por no poder sentirme culpable, y culpabilidad por querer hacerla portadora de culpas grátis. En ese momento, la presión en el pecho era insoportable. Mis ojos no encontraban fuerza para permanecer plenamente abiertos. Mi rostro estaba cansado de tanta tensión de sienes y músculos sociales. Pero ella seguía cantando y moviéndose de un lado a otro, a ella no le importaba y permanecía en su própio espacio mientras yo, a su derecha, estaba a mil leguas de distancia en medio del mar.
Cinco masas malignas se tendían en mí entre pecho y espalda. Ella no tiene por qué saberlo. "¿Derecho?".
Schuß
Juan, el hombre pacífico, tiene un arma. Juan, el incólume Juan, tiene un revolver. En su maleta, en un bolsillo difícil de ver, envuelta en pañuelos árabes de colores violentos, tiene un arma. Un arma negra, pesada, brillante. Un arma fría. Es una espada de fuego, de empuñadura áspera, cargada y asegurada. Juan se acerca y la saca, siempre con cuidado, con solemne respeto, la toma en su mano, la alza, la toca, "Está helada", le quita el seguro, la levanta sobre su cabeza, la baja hasta la altura de sus ojos, la toma con las dos manos, y sueña que dispara, sueña con la explosión de cada bala y espera en silencio una oportunidad para descargarla. Banith se acerca por detrás, acaba de entrar en silencio, aprieta un cigarrillo entre sus labios, "Ya es tarde". Juan da media vuelta, y ve su cara, the smoking gun, exhaling gray clouds out of her mouth, the gun which shot him long before, still there, obvious, yet mean. Y Juan, the harmless guy, dispara. Links, zwo, drei, vier, links!
Juan tiene un arma. Es negra, liviana, brillante. "It's hot".
Juan tiene un arma. Es negra, liviana, brillante. "It's hot".
SoMa
... todo se transforma.
Anna y Jules llegaron al check-in del pequeño hotel al lado del camino. Se acercaron y una mujer de unos 35 años con cara de 45 y de haber tenido una mala vida se les acerca y saluda con una voz tan dulce que parece mentira. Parece ser la madre de Calcuta -pues la teresita, por supuesto- hablando desde el inframundo a través de los labios de esa mujer menuda que habla con un acento québecois inconfundible.
"¿Cómo puedes saber si es de Québec? ¡Puede ser francesa o de cualquier otro lado!". "Por favor, no empieces".
"Vienen para la bienal, no es cierto? Desde que tenemos la bienal en nuestro pueblo viene gente de todos lados del mundo. ¿No es eso maravilloso?" dijo con una sonrisa nerviosa y agradable. Anna y Jules se quedaron en silencio viéndose fijamente. La mujer titubeó y acercó, aún sonriendo y esperando una respuesta, un libro verde horroroso, manchado y de hojas amarillas, muy amarillas. Anna lo miró con desprecio. "Lo siento, sé que no me incumbe... No sé que estaba pensando, qué pena, perdón" y miró hacia el suelo esta pobre mujer. "¿Dónde firmo?" dijo Anna y tomó el libro con cierto afán. La mujer, que luego no volvería a ver , rió nerviosamente una vez más y se disculpó. "Ehm... perdón... su... un momento por favor... lo siento, qué pena" y salió disparada apretando sus manos con fuerza hasta perderse detrás del counter, en medio de un pasaje oscuro. "¿Cuántas veces se tiene que disculpar?... Woman, I get it!" dijo para luego alzar la vista y ver a un hombre delgado y muy alto que apareció desde el pasaje oscuro para atendernos. Anna miró como si nada y bajó nuevamente la vista al libro para seguir buscando dónde firmar.
La habitación era oscura y olía a vejez. Anna lo percibió como olor a muerte. Pero para ella la muerte era cuestión de actitud. O sea que su expresión podía ser cualquier cosa.
Al entrar me quité los tenis y saqué una toalla del maletín. Me desvestí y entré al baño. Todo esto bajo la mirada de Anna. Se sentó en la cama y al principio se quedó mirando fijamente mis California. Me los había regalado hacía un año. Luego procedió sin mucha discreción a seguirme con la mirada. Sin darme cuenta terminé haciendo todo con cierto afán para entrar lo más pronto posible al baño y cerrar la puerta. Una vez adentro me senté sobre el toilette y escuche cuando encendió el T.V. y las risas programadas de algún programa. Ella no reía. Entré a la ducha y dejé salir el agua directamente sobre mi cabeza. Estaba fría pero supe quedarme sin que me molestara. Demoró mucho en calentarse y después de 2 minutos de agua extremamente caliente volvió a enfriarse hasta hacerme doler los huesos. Salí, me enrollé en la toalla, me senté sobre el toilette y esperé mientras veía el agua escurrir por todo mi cuerpo hasta hacer un charco a mi alrededor. Y seguí esperando hasta que presentí que ya estaba dormida. Las risas que salían del T.V. se habían detenido. Hacía un silencio ensordecedor.
Anna y Jules llegaron al check-in del pequeño hotel al lado del camino. Se acercaron y una mujer de unos 35 años con cara de 45 y de haber tenido una mala vida se les acerca y saluda con una voz tan dulce que parece mentira. Parece ser la madre de Calcuta -pues la teresita, por supuesto- hablando desde el inframundo a través de los labios de esa mujer menuda que habla con un acento québecois inconfundible.
"¿Cómo puedes saber si es de Québec? ¡Puede ser francesa o de cualquier otro lado!". "Por favor, no empieces".
"Vienen para la bienal, no es cierto? Desde que tenemos la bienal en nuestro pueblo viene gente de todos lados del mundo. ¿No es eso maravilloso?" dijo con una sonrisa nerviosa y agradable. Anna y Jules se quedaron en silencio viéndose fijamente. La mujer titubeó y acercó, aún sonriendo y esperando una respuesta, un libro verde horroroso, manchado y de hojas amarillas, muy amarillas. Anna lo miró con desprecio. "Lo siento, sé que no me incumbe... No sé que estaba pensando, qué pena, perdón" y miró hacia el suelo esta pobre mujer. "¿Dónde firmo?" dijo Anna y tomó el libro con cierto afán. La mujer, que luego no volvería a ver , rió nerviosamente una vez más y se disculpó. "Ehm... perdón... su... un momento por favor... lo siento, qué pena" y salió disparada apretando sus manos con fuerza hasta perderse detrás del counter, en medio de un pasaje oscuro. "¿Cuántas veces se tiene que disculpar?... Woman, I get it!" dijo para luego alzar la vista y ver a un hombre delgado y muy alto que apareció desde el pasaje oscuro para atendernos. Anna miró como si nada y bajó nuevamente la vista al libro para seguir buscando dónde firmar.
La habitación era oscura y olía a vejez. Anna lo percibió como olor a muerte. Pero para ella la muerte era cuestión de actitud. O sea que su expresión podía ser cualquier cosa.
Al entrar me quité los tenis y saqué una toalla del maletín. Me desvestí y entré al baño. Todo esto bajo la mirada de Anna. Se sentó en la cama y al principio se quedó mirando fijamente mis California. Me los había regalado hacía un año. Luego procedió sin mucha discreción a seguirme con la mirada. Sin darme cuenta terminé haciendo todo con cierto afán para entrar lo más pronto posible al baño y cerrar la puerta. Una vez adentro me senté sobre el toilette y escuche cuando encendió el T.V. y las risas programadas de algún programa. Ella no reía. Entré a la ducha y dejé salir el agua directamente sobre mi cabeza. Estaba fría pero supe quedarme sin que me molestara. Demoró mucho en calentarse y después de 2 minutos de agua extremamente caliente volvió a enfriarse hasta hacerme doler los huesos. Salí, me enrollé en la toalla, me senté sobre el toilette y esperé mientras veía el agua escurrir por todo mi cuerpo hasta hacer un charco a mi alrededor. Y seguí esperando hasta que presentí que ya estaba dormida. Las risas que salían del T.V. se habían detenido. Hacía un silencio ensordecedor.
Somewhat cold...
Alles fängt mit 'nem Kaffee an. Alles fängt jeden Tag genau wie der letzte an.
La calle se extiende hasta chocar con los edificios que se sostienen al costado de las montañas. El suelo está húmedo y hace frío. Caminamos rápidamente. Es de madrugada y puede ser peligroso. Los pasos se hacen cada vez más largos, estamos buscando el calor en cada paso. La abrazaría pero no me siento cómodo. No creo que ella se sienta cómoda. "¡Qué frío tan hijueputa!". Ella parece asentir con la cabeza pero igual puede estar buscando algo de calor en el movimiento, de pronto ni siquiera me ha escuchado, sólo quiere calor y cualquier movimiento es válido, no importa su causa o su consecuencia. Tal vez por eso terminamos aquí, teniendo sexo en la oscuridad de una esquina cualquiera, matando el frío en medio de la ciudad. Luego, en su apartamento, nos bastaron unos cuantos cigarrillos. 18 en total, todos post-coito. Más tarde ese mismo día, luego que el sol ya estaba presente, llegaron los demás. Ella manejó la situación con maestría en disimularlo todo. Lo beso como todos los días, se sentó a su lado como siempre solía hacer. Ya no tenía frío, y el invierno estaba pasando. Todos nos sentamos frente al televisor a matar el tiempo, compartir la ilusión de nuestra generación. Esa noche hizo frío de nuevo. "¿Ya se fue?", "lo viste irse...¿o no?". "Hice café. ¿Quieres?". Las espirales no fueron las suficientes. "Ven!". La pluralidad de su personalidad la hacía inevitable. Ella era una sola, la que recibía mis dedos. Pero en ella residimos todos, todos nosotros éramos enanos aislados, mudos, ciegos y sordos que sólo podíamos comunicarnos a través de ella. Ella era mensaje y mensajera. Cada vez que en el café hundíamos los dedos, era ella y todos temíamos lo mismo: perder nuestro lenguaje. .........................................................................
Es gibt manche Fehler, wenn mann über die Straßen spricht. Die Straße führen nicht zu einem bestimmten Punkt. Sie führen nicht zu anderen Straßen und auch nicht zu Ecken. Die Straßen sind verkappte großartige Mittelpunkte, Zwischenräume, die halten ein trügerisches Verkehr. Die Straßen wurden von den Menschen konstruiert, um anderswo anzukommen... also, wozu denn? Alle Straßen sind insgesamt eine. Eine einzige Straße, die spielt mit einem und geht links und rechts. Sie ist eine Verfürerin, sie führt den Mensch zu dem einzigen Punkt innerhalb 'ner Stadt wo man hingehen will, aber manchmal hat zu viel Angst davor, um dahin sich zu werfen: Einem. Die Straßen wurden konstruiert von Menschen, um sich zu verlieren, sie sind nur Entschuldigungen. Wie wäre's dann wenn man sich endlich entscheidet sich freiwillig zu verlieren? Alles muss man verkappt machen! Damit verkleiden sich die Menschen auf jeder Ecke, die Spannungspunkte des immer gefährlichen Schicksals. Jeder Mann ist sein eigener Verführer. Damit bestehen die Straßen.
La calle se extiende hasta chocar con los edificios que se sostienen al costado de las montañas. El suelo está húmedo y hace frío. Caminamos rápidamente. Es de madrugada y puede ser peligroso. Los pasos se hacen cada vez más largos, estamos buscando el calor en cada paso. La abrazaría pero no me siento cómodo. No creo que ella se sienta cómoda. "¡Qué frío tan hijueputa!". Ella parece asentir con la cabeza pero igual puede estar buscando algo de calor en el movimiento, de pronto ni siquiera me ha escuchado, sólo quiere calor y cualquier movimiento es válido, no importa su causa o su consecuencia. Tal vez por eso terminamos aquí, teniendo sexo en la oscuridad de una esquina cualquiera, matando el frío en medio de la ciudad. Luego, en su apartamento, nos bastaron unos cuantos cigarrillos. 18 en total, todos post-coito. Más tarde ese mismo día, luego que el sol ya estaba presente, llegaron los demás. Ella manejó la situación con maestría en disimularlo todo. Lo beso como todos los días, se sentó a su lado como siempre solía hacer. Ya no tenía frío, y el invierno estaba pasando. Todos nos sentamos frente al televisor a matar el tiempo, compartir la ilusión de nuestra generación. Esa noche hizo frío de nuevo. "¿Ya se fue?", "lo viste irse...¿o no?". "Hice café. ¿Quieres?". Las espirales no fueron las suficientes. "Ven!". La pluralidad de su personalidad la hacía inevitable. Ella era una sola, la que recibía mis dedos. Pero en ella residimos todos, todos nosotros éramos enanos aislados, mudos, ciegos y sordos que sólo podíamos comunicarnos a través de ella. Ella era mensaje y mensajera. Cada vez que en el café hundíamos los dedos, era ella y todos temíamos lo mismo: perder nuestro lenguaje. .........................................................................
Es gibt manche Fehler, wenn mann über die Straßen spricht. Die Straße führen nicht zu einem bestimmten Punkt. Sie führen nicht zu anderen Straßen und auch nicht zu Ecken. Die Straßen sind verkappte großartige Mittelpunkte, Zwischenräume, die halten ein trügerisches Verkehr. Die Straßen wurden von den Menschen konstruiert, um anderswo anzukommen... also, wozu denn? Alle Straßen sind insgesamt eine. Eine einzige Straße, die spielt mit einem und geht links und rechts. Sie ist eine Verfürerin, sie führt den Mensch zu dem einzigen Punkt innerhalb 'ner Stadt wo man hingehen will, aber manchmal hat zu viel Angst davor, um dahin sich zu werfen: Einem. Die Straßen wurden konstruiert von Menschen, um sich zu verlieren, sie sind nur Entschuldigungen. Wie wäre's dann wenn man sich endlich entscheidet sich freiwillig zu verlieren? Alles muss man verkappt machen! Damit verkleiden sich die Menschen auf jeder Ecke, die Spannungspunkte des immer gefährlichen Schicksals. Jeder Mann ist sein eigener Verführer. Damit bestehen die Straßen.
Trippin'
Una mañana cualquiera Fede estaba tirado en su cama, soñando despierto con un viaje a las Baleares.
Estaba viajando y sus ojos estaban inyectados de sangre.
Dos tomates gigantes de una pulpa verde que imitaba al mar.
Una laguna rodeada de raíces de sangre.
Una mañana, tirado en su cama, preparaba el viaje, un descenso de emergencia, pero sin riesgos.
Un tren de aterrizaje dormido, que no había usado en mucho tiempo.
Esa mañana Fede soñó con las Baleares y programó un viaje sin programa para partir de inmediato.
Estaba viajando y sus ojos estaban inyectados de sangre.
Dos tomates gigantes de una pulpa verde que imitaba al mar.
Una laguna rodeada de raíces de sangre.
Una mañana, tirado en su cama, preparaba el viaje, un descenso de emergencia, pero sin riesgos.
Un tren de aterrizaje dormido, que no había usado en mucho tiempo.
Esa mañana Fede soñó con las Baleares y programó un viaje sin programa para partir de inmediato.
Los Días
Todos los días resultan detrás del anterior en una consecución perfecta de maneras exactas y calculadas, repetitivas y diseñadas para hacerlos predecibles e inocuos. Ese es la meta silenciosa de todos días. Hay algunos que el día lo transforman en un evento que se repite y se valoriza por su efecto sorpresivo, incierto y peligroso, aunque la vida de todos los días es sólo posible pensando en el futuro y las consecuencias en este 'mañana' para volver ahora y pensar en los actos del presente.
Pero el día de hoy es el mismo de ayer y el mismo de mañana. Los días, los meses, los años no avanzan ni se mueven hacia adelante... Los días, los meses, los años son el mismo día que se repite infinitamente sobre un mismo punto. Es como un punto en movimiento, como un 'quantum' que vibra eternamente en sí mismo y todo se sucede en él y todo empieza y termina en él. No va, no avanza a ningún lugar, él es único lugar y se contrae y se tensiona en sí mismo. El tiempo no existe como tal, el tiempo es uno solo y sus ondas se esparcen por la tensión acelerada en su punto crítico que es el de estar. Podría decirse que no hay movimiento hacia adelante, o incluso hacia atras, sólo hay aceleración del punto crítico y es la aceleración del punto sobre sí mismo, sobre su ineludible conciencia y tensión por ser y existir. Al final, el punto es conciente.
Pero el día de hoy es el mismo de ayer y el mismo de mañana. Los días, los meses, los años no avanzan ni se mueven hacia adelante... Los días, los meses, los años son el mismo día que se repite infinitamente sobre un mismo punto. Es como un punto en movimiento, como un 'quantum' que vibra eternamente en sí mismo y todo se sucede en él y todo empieza y termina en él. No va, no avanza a ningún lugar, él es único lugar y se contrae y se tensiona en sí mismo. El tiempo no existe como tal, el tiempo es uno solo y sus ondas se esparcen por la tensión acelerada en su punto crítico que es el de estar. Podría decirse que no hay movimiento hacia adelante, o incluso hacia atras, sólo hay aceleración del punto crítico y es la aceleración del punto sobre sí mismo, sobre su ineludible conciencia y tensión por ser y existir. Al final, el punto es conciente.
Bad Mojo
Llegando al último nivel, todos nos tirabamos sobre las sábanas, las cobijas y ellas espiaban, con sus ojos grandes escondidos detrás de sus párpados, nuestros secretos que el alcohol empujaba hacia afuera junto con la transpiración ácida que el frío y la brisa húmeda terminaron por condensar y revolver sobre la piel. Nos aguantaba del suelo los metales en torción y ellas seguían capturando nuestros pies descalzos, enormes soportes que ahora vacilaban y descansaban sus pulsaciones violentas en un pálido sopor mórbido, que ellas disfrataban, que ellas admiraban sin sentir mareo o convulsión.
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Getting to the highest level, we threw ourselves on the bedspreads, the sheets and they, the girls, they were spying, with his big eyes hidden behind the lenses, on our sad secrets of bad mojo that the alcohol pushed out within our acid perspiration that the wet and cold wind had thickened and stirred over the skin. We were held upon the ground by coiled irons and them, the girls, went on laughing capturing our big scarcely conscious feet, that then rested their morbid violent pulsations, which they enjoyed without the sickness, dizzyness or convultion.
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Getting to the highest level, we threw ourselves on the bedspreads, the sheets and they, the girls, they were spying, with his big eyes hidden behind the lenses, on our sad secrets of bad mojo that the alcohol pushed out within our acid perspiration that the wet and cold wind had thickened and stirred over the skin. We were held upon the ground by coiled irons and them, the girls, went on laughing capturing our big scarcely conscious feet, that then rested their morbid violent pulsations, which they enjoyed without the sickness, dizzyness or convultion.
Room On Fire
En medio del lugar quedaba la barra. Hundida en el suelo los tragos llegaban primero a las rodillas y en el viaje hacia abajo y de vuelta a arriba la cabeza, buscando balance, perdía su lugar, y de regreso, en las alturas, donde el humo del cigarrillo gobierna, el cuarto se encendía en llamas. Ellas, todas, movían su pelo al ritmo del beat y un olor a sudor y trago revueltos calentaba los sentidos. En una esquina, recostado a la pared esperaba recuperar mi aliento y la movilidad en los pies, lo que llegara primero. No lejos de mí Jane bailaba y se movía con maestría. Ella era única en ese mundo de ingratos inocentes. Ella acaba de bajar de las nubes y a pesar del viaje tan pesado y largo unas gotas de aguardiente la ponen a castigar los pies con furia calculada, llenando el círculo de los idiotas de un aire fresco y funky del cual ellos podrán respirar pero al final no les quedará nada, igual terminará por salir de su sistema devolviéndolos a su cama antes de media noche donde están contentos con ellos mismos pero no se dan cuenta de las carencias típicas de la realidad donde el que las conoce goza más porque tiene más y necesita más excusas para olvidar tanto.
Me separo de la pared cuando la sangre vuelve a fluir por los pies. La garganta la tengo seca y mis movimientos se vuelven lentos y pesados, en contra de mi voluntad. Fab castiga sus pies con violencia contar el piso mientras alza en el aire la botella a medias, con orgullo. El círculo de los idiotas lo admira y mira desde lejos con nostalgia, él es el presente de un futuro que nunca tendrán. El lugar está en llamas y ellas mueven su pelo cada vez más. En una esquina otros se juntan para compartir el sexo con el mundo y sobre la barra otro se levanta y descamisa para gritar su ebria conciencia. Ya no aguanto más. En mi sistema se perdió el combustible, ya no queda nada y una continua tanda de hielos molidos no es suficiente para terminar de enfriar o recalentar mi sistema de una vez por todas. En su cuerpo está todo el secreto. En ella están sus sueños y todos lo anhelos débiles de Fab que empuja con fuerza cada vez más para quedar más adentro. Él está en urgencia mientras el cuarto se calienta y ella no para. En un momento parará el beat y todos saldremos del lugar destilando un sudor contagioso y contaminado que estrella y se contrae al contacto con el aire de afuera. La acera será el descanso del que espera el hálito y la cabeza que vuelvan a su lugar, donde estaban antes de empezar con el incendio, antes de que ellas alimentaran el fuego. En el cuarto no hay descanso y todo sigue, en ella el incendio quedó prendado de su pelo. En medio de las almohadas lo sacude y lo arregla, y en este prende la habitación sin espera. Se mueve con rapidez sobre la alfombra y alcanza los pies de Fab que observa las llamas consumirlo y salir de control. Ella no descansa y parece que si acaba de bajar de una nube 'la nuvula' tiene más calor. Ella es el motor y lo mueve todo.
En una habitación de al lado el descanso tan esperado llega. Mis pies palpitan en descenso y un calor insoportable sale debajo de la puerta del cuarto donde Fab y Jane no descansan. El aire a mí alrededor es tibio y me adormece hasta el día siguiente.
Somewhat drunk...
En medio de la fiesta Jules se mete en el baño, trata de respirar profundo, se apoya en el borde del lavamanos y repite entre jadeos y suspiros profundos "Please, don't". Se aprieta el cabello con fuerza, se sienta junto a la ducha, se para, mira hacia el techo, baja nuevamente la cabeza para encontrar en su ropa un fuerte olor a humo y alcohol que le patea, le hace estremecer la cabeza para luego arrepentirse por tan violento espasmo. Respira por la nariz, expira por la boca. Luego de unos segundos empieza a acumular saliva en su boca. La mueve de un lado a otro, hace espuma, se la traga, sigue con el juego entre sus dientes, la empuja con sus cachetes, se acerca al lavamanos y abre la boca dejando salir el río de babas. Escupe con fuerza una y otra vez aunque en su boca no queda nada. "Hey! Apúrele, hermano!". Se detiene frente al espejo. Se concentra en sus ojos y alienta al reflejo "C'mon, it's OK". Respira profundo una vez más, se calma, gira su cabeza hacia atrás, abre el grifo, toma agua, moja su cara. Está listo. Abre la puerta "...Qué pena", "Fresco!".
En medio de la gente aparece Alice. "Qué tienes?", su mirada ya está ahogada y su sonrisa ha tomado vida propia. "¡Vamos!, ¡¡¡¿dónde está la actitud?!!!... Me vas quitando esa cara por favor!", desordena mi pelo con su mano mojada en guaro, sonríe una vez más y se pierde entre los demás. Me paro y voy a buscarla, entre cuerpos de gente y más gente encuentro su mano, sola, perdida, dejada atrás. La tomo, la halo y termino empujado en una nube de humo denso donde la mano recupera a su dueña. Jane me miró con agrado y bebió de su cerveza. Se acerca a mí y pone su mano aún unida a la mía en mi espalda. Tomo su botella, termino la cerveza y me abraza. Sus pies no se movían, ya no respondían tan bien al ritmo. En el medio de tanta confusión se acerca Alice por detrás y susurra a mi oído palabras que no he podido recordar.
Coffee and Smokes
El café es el principio de todo. El café es el principio oscuro de un día que parece opacar con su violenta y trágica comedia de la vida los torbellinos de espuma que se mueven asemejando las galaxias. Derecha, izquierda... es el movimiento de lo universal. Y como todas las cosas se asemejan y se multiplican en el espacio y son reflejo de otras mismas cosas. La galaxia de espuma en el mug es un reflejo intacto del mundo, del universo, de todo lo que se mueve en profunda oscuridad.
................................................................................................................
El café es el inicio de todo y por eso mismo es el culpable.
El olor se extendió suave y brutalmente por el apartamento y la suave intervención del sol en la mañana lo hacía tan sutil, tan agradable, tan permisivo. Era ella la que hacía el café.
Esa misma mañana mi sueño fue interrumpido por mi brazo derecho dormido, y dolor en la espalda. Esa mañana, más temprano, ella estaba a mi lado, la miré con ojos de sueño. Aún no había despertado del todo. Las imágenes de su rostro se mezclaban con las de otros más o menos reales. "Levántate y haz café. No me quedaré por mucho tiempo. Tengo que irme antes de las 10". Las diez se prolongaron en mi letargo hacía un sueño de números horizontales donde el cero descansaba en la planitud del uno y este volteaba su rostro, que siempre parece mirar hacia abajo, para decirle "Me tengo que ir". Me senté en la cama y me vino de golpe el aroma... "¡¿estás haciendo el café?!" Pregunté desde el borde de la cama con la voz aún quebrada, ahogada, acostumbrada al otro mundo. Era demasiado tarde, el olor ya se extendía por todo el apartamento. Mi cara se reacomodaba de su molde de espuma y mis pies trataban de acostumbrarse al frió del piso embaldosado de rojo. "Tengo que cortarme las uñas". Mis ojos empezaron a doler un poco. Me levanté de la cama y fui hacia el baño. Allí el desorden era insoportable, para ella, para mí era irrisorio. Era el efecto lógico de vivir solo por tanto tiempo. Cómo iba a ser que me preocupara por semejante detalle cuando el desorden en otros ámbitos era menos obvio pero más importante. El piso húmedo, el espejo sucio, la ducha sin cortina, el cepillo en cercana convivencia con la espuma de afeitar y la rasuradora... "¿dónde está?"
Luego, nuevamente otro golpe, era el olor a café derramado en la estufa. "Llamar a Juan, buscar los papeles del trabajo".
Me lavé la cara, salí y encontré sobre la mesa de noche una botella de 600ml de Coca-Cola. Cómo iba a ser que un producto de mercado -o sea, yo!- , tan propio de su generación, fuese capaz de vivir sin Coca-Cola? Bebí lo que quedaba. "Perdió el gas"
Ella corrió suavemente hacia el estómago vacío. Me tiré a la cama y di vueltas como una especie de gato logrando tirar las cobijas al suelo. "Huele a café" Me levanté rápidamente y fui a la cocineta americana de la que mis amigas estaban tan orgullosas. Allí estaba ella de espaldas con una blusa india y unos 'cacheteros' que decían en la parte de atrás ' Wake Up And Smell The Coffee '. "I just love it!" Siguió concentrada en su oficio de barista amateur urbana. Movió su cabello. Era su indicio para hacerme saber que me había escuchado pero que su oficio en el momento era más importante que verme con el pelo revuelto y las huellas de la almohada en la cara. "¿No que tenías que irte a las 10?" Me acerque al balcón, abrí la ventana. La brisa era fría pero agradable. Fumé un cigarrillo y me supo amargo. Las piernas se me erizaron. "...[gruñido]..." Miré el reloj en la pared. Eran las 12:10
Me enchuspé en el sofá y esperé. Ella salió con un mug en cada mano. Hasta ese momento no me había dado cuenta pero en su blusa de la india sin mangas estaba estampada una pintura de Klimt "Ach ja, die Musik...". Bajó la mirada hacia su pecho. Sus brazos a cada lado sosteniendo los mugs y su pecho, como siempre, era un misterio. Sus senos parecían caer suavemente por la inmensidad de su altitud y sin embargo, sus pezones miraban hacia el cielo, apuntando a las estrellas, como queriendo matarlas. Me dio uno de los mugs. Se sentó a mi lado. "¿Acaso querés que me vaya?" dijo rompiendo el armonioso sonido de los carros pasando por la avenida. "¿Por qué dices eso?" "Por lo que dijiste hace un rato" dijo mirando el balcón. "Fuiste tú la que dijo que te ibas a las 10". "No quisiste levantarte. Tuve que hacer el Café". Encendió un cigarrillo. Tomé el cigarro de entre sus dedos para pegarme un plon peque y lo llevo a mi boca. Esta vez no me supo tan amargo. Empezó a llorar. "¿Tanto quieres el cigarrillo?" reí. Las lágrimas parecían espesas masas de sal y agua que resbalaban y tuve la sensación de que le herían el rostro a medida que caían. Su mentón se elevó mientras trataba de llenar la falta de aire a través de sus dientes que brillaban más que nunca, blancos. Nunca pude entender cómo hacía para evitar que el cigarrillo y el café le mancharan los dientes. Simplemente no lo hacían. "Por favor no llores". Apagué el cigarrillo y tomé su rostro entre mis manos. Estaba ahogada en sus lágrimas. Nunca la había visto de esa forma. "Me tengo que ir". Eran las 12:51.
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El café es el inicio de todo y por eso mismo es el culpable.
El olor se extendió suave y brutalmente por el apartamento y la suave intervención del sol en la mañana lo hacía tan sutil, tan agradable, tan permisivo. Era ella la que hacía el café.
Esa misma mañana mi sueño fue interrumpido por mi brazo derecho dormido, y dolor en la espalda. Esa mañana, más temprano, ella estaba a mi lado, la miré con ojos de sueño. Aún no había despertado del todo. Las imágenes de su rostro se mezclaban con las de otros más o menos reales. "Levántate y haz café. No me quedaré por mucho tiempo. Tengo que irme antes de las 10". Las diez se prolongaron en mi letargo hacía un sueño de números horizontales donde el cero descansaba en la planitud del uno y este volteaba su rostro, que siempre parece mirar hacia abajo, para decirle "Me tengo que ir". Me senté en la cama y me vino de golpe el aroma... "¡¿estás haciendo el café?!" Pregunté desde el borde de la cama con la voz aún quebrada, ahogada, acostumbrada al otro mundo. Era demasiado tarde, el olor ya se extendía por todo el apartamento. Mi cara se reacomodaba de su molde de espuma y mis pies trataban de acostumbrarse al frió del piso embaldosado de rojo. "Tengo que cortarme las uñas". Mis ojos empezaron a doler un poco. Me levanté de la cama y fui hacia el baño. Allí el desorden era insoportable, para ella, para mí era irrisorio. Era el efecto lógico de vivir solo por tanto tiempo. Cómo iba a ser que me preocupara por semejante detalle cuando el desorden en otros ámbitos era menos obvio pero más importante. El piso húmedo, el espejo sucio, la ducha sin cortina, el cepillo en cercana convivencia con la espuma de afeitar y la rasuradora... "¿dónde está?"
Luego, nuevamente otro golpe, era el olor a café derramado en la estufa. "Llamar a Juan, buscar los papeles del trabajo".
Me lavé la cara, salí y encontré sobre la mesa de noche una botella de 600ml de Coca-Cola. Cómo iba a ser que un producto de mercado -o sea, yo!- , tan propio de su generación, fuese capaz de vivir sin Coca-Cola? Bebí lo que quedaba. "Perdió el gas"
Ella corrió suavemente hacia el estómago vacío. Me tiré a la cama y di vueltas como una especie de gato logrando tirar las cobijas al suelo. "Huele a café" Me levanté rápidamente y fui a la cocineta americana de la que mis amigas estaban tan orgullosas. Allí estaba ella de espaldas con una blusa india y unos 'cacheteros' que decían en la parte de atrás ' Wake Up And Smell The Coffee '. "I just love it!" Siguió concentrada en su oficio de barista amateur urbana. Movió su cabello. Era su indicio para hacerme saber que me había escuchado pero que su oficio en el momento era más importante que verme con el pelo revuelto y las huellas de la almohada en la cara. "¿No que tenías que irte a las 10?" Me acerque al balcón, abrí la ventana. La brisa era fría pero agradable. Fumé un cigarrillo y me supo amargo. Las piernas se me erizaron. "...[gruñido]..." Miré el reloj en la pared. Eran las 12:10
Me enchuspé en el sofá y esperé. Ella salió con un mug en cada mano. Hasta ese momento no me había dado cuenta pero en su blusa de la india sin mangas estaba estampada una pintura de Klimt "Ach ja, die Musik...". Bajó la mirada hacia su pecho. Sus brazos a cada lado sosteniendo los mugs y su pecho, como siempre, era un misterio. Sus senos parecían caer suavemente por la inmensidad de su altitud y sin embargo, sus pezones miraban hacia el cielo, apuntando a las estrellas, como queriendo matarlas. Me dio uno de los mugs. Se sentó a mi lado. "¿Acaso querés que me vaya?" dijo rompiendo el armonioso sonido de los carros pasando por la avenida. "¿Por qué dices eso?" "Por lo que dijiste hace un rato" dijo mirando el balcón. "Fuiste tú la que dijo que te ibas a las 10". "No quisiste levantarte. Tuve que hacer el Café". Encendió un cigarrillo. Tomé el cigarro de entre sus dedos para pegarme un plon peque y lo llevo a mi boca. Esta vez no me supo tan amargo. Empezó a llorar. "¿Tanto quieres el cigarrillo?" reí. Las lágrimas parecían espesas masas de sal y agua que resbalaban y tuve la sensación de que le herían el rostro a medida que caían. Su mentón se elevó mientras trataba de llenar la falta de aire a través de sus dientes que brillaban más que nunca, blancos. Nunca pude entender cómo hacía para evitar que el cigarrillo y el café le mancharan los dientes. Simplemente no lo hacían. "Por favor no llores". Apagué el cigarrillo y tomé su rostro entre mis manos. Estaba ahogada en sus lágrimas. Nunca la había visto de esa forma. "Me tengo que ir". Eran las 12:51.
Le P'tit Dej'
El desayuno en la mesa... sencillo, lleno de las imperfecciones propias de la vida del soltero. Los platos estaban lejos unos de otros. Era precaria pero divertida la visión de esa mañana. Él se agarraba el pelo y hacía cara de inconformismo. Sus labios se torcían sutilmente delatando su ánimo. Ojotas, unos boxers azules y una remera blanca eran su atuendo y él se paseaba por el apartamento desgarbado con sus dedos aún atrapando el pelo. Arrastrando sus ojotas con desdén llega al cuarto y la ve acostada en la cama, empezando a despertar. "I think I've made a big mess in the kitchen...." Ella abre los ojos y desde su posición vertical, la cabeza de lado, el cuerpo hacia abajo, le responde con voz suave y averiada por el sueño "It's ok".
Agosto 19 de 2005
Es curioso... no recuerdo bien cómo empezó el día. No recuerdo bien si hacía mucho frío, si había mucho sol, si hacía viento o no. Ya me acostumbré a empezar el día como un autómata. Ya todo es tan familiar y rutinario que no hay que fijarse mucho en las cosas para llegar a donde se debe. Y eso me recuerda algo más grande y más preocupante. De pronto hoy no pueda recordar cómo empezó el día pero de la misma forma me cuesta trabajo recordar cómo empezó la semana, el mes y hasta el año que corre precipitado. I need to remember.
Orange Scratch 2
No Listen, No Harm
Can't you see I tried so hard?
I did my best. I'm tired now
I was always with you, those days
Too dizzy waiting on the stairs
When you never showed up
At least this time is mine
I made my choince and they're by my side
Can't you see how hard I try?
"I'm having some fun"
I'll give you that now
I ain't expecting no more
Oh, man! You've changed
You're not trying that hard this time
But then stops and walks out
No listen, no harm
It's never easy to explain
But this time's just mine
................................................................................................................
Sin Remedio
¿Cómo iba a ser que ellos se dieran cuenta? Estaban demasiado perdidos, demasiado absortos en sus mundos, en su vida. ¿Cómo hubiese sido que, cuando buscaban la luz, en vez de ver los reflejos ininteligibles de su propio mundo, vieran la real, la que los vomitaba para luego reclamarlos suyos? ¿Cómo iba a ser? ¿Cómo lo iban a soportar? No les quedaba otro remedio, no había más opción. Eran videntes y eran fuera del mundo que los necesitaba. Eran sólo del mundo que los creó para que lo siguieran inventando. Ellos eran los locos, ellos eran los inocentes. Ellos siempre fueron los grandes ingénuos.
Can't you see I tried so hard?
I did my best. I'm tired now
I was always with you, those days
Too dizzy waiting on the stairs
When you never showed up
At least this time is mine
I made my choince and they're by my side
Can't you see how hard I try?
"I'm having some fun"
I'll give you that now
I ain't expecting no more
Oh, man! You've changed
You're not trying that hard this time
But then stops and walks out
No listen, no harm
It's never easy to explain
But this time's just mine
................................................................................................................
Sin Remedio
¿Cómo iba a ser que ellos se dieran cuenta? Estaban demasiado perdidos, demasiado absortos en sus mundos, en su vida. ¿Cómo hubiese sido que, cuando buscaban la luz, en vez de ver los reflejos ininteligibles de su propio mundo, vieran la real, la que los vomitaba para luego reclamarlos suyos? ¿Cómo iba a ser? ¿Cómo lo iban a soportar? No les quedaba otro remedio, no había más opción. Eran videntes y eran fuera del mundo que los necesitaba. Eran sólo del mundo que los creó para que lo siguieran inventando. Ellos eran los locos, ellos eran los inocentes. Ellos siempre fueron los grandes ingénuos.
Sound-Track
La señora en delantal llega a mi puesto y deja una tasa de café. "Se lo toma, ¿no?" Me pierdo en la pantalla del computador, me olvido de lo demás y sólo me concentro en lo que la pantalla me muestra, en los colores y las ilusiones que me llevan lejos en un viaje por una red infinita e inabarcable donde estoy en el mundo pero más fuera de él que nunca. Llego a todos lados y me dedico a buscar excusas y soluciones en medio de ventanas que abro y cierro una y otra vez, donde me distraigo del patético oficio de oficinista ocupado en sus papeles, con trabajo pero con el alma ociosa. Me da todo lo mismo y no quiero trabajar, los papeles se acumulan en el escritorio, una lista interminable de mails atiborra mi correo y el tiempo pasa y no parece importarme, sólo hasta el último minuto cuando es inevitable el peso del remordimiento por la responsabilidad. Todo está hecho pero hubiese preferido no hacer nada. Hubiese preferido gastar más horas de mi vida buscando cosas más interesantes para pensar... pero estoy aquí, sentado sobre mi espalda enfrente a la pantalla esperando que todo pase, que despierte de repente en mi cama y pararme e ir a la cocina y encontrar a mi madre nuevamente, como antes, haciendo el desayuno en su bata beige mientras yo restrego mis ojos para tratar de mantenerme despierto. Ella voltea, me sonríe, me abraza y me carga... "Amor, ¿por qué te levantas tan temprano?" Trato de responderle pero sólo salen palabras incoherentes y no puedo. Tengo 2 años y aún no sé hablar bien. Me aprieto a su pecho y le prometo sólo ser lo que tengo que ser en la vida que tengo por delante. Luego babeo un poco sobre ella y su voz es calmante y siento adormecerme.
Siento que ya se acerca nuevamente la señora del delantal y me acuerdo del café y corro a tomarlo aprisa. Está frío y tiene un sabor metálico, como si tuviera monedas de cobre remojando, o incluso el sabor a hierro sugería sangre. Lo tomé de un sorbo y me asqueó un poco al final, como una patada a la garganta, bajó frío e inmisericorde hasta que lo perdieron mis sentidos. Del fondo del estómago volvía como un souvenir el sabor a hierro, a cobre, sangre, a esa sustancia desconocida que infecta al café una vez se enfría.
A la hora de salir hay un afán concreto en el aire y se respira una sensación de angustia, como de una ansiedad mayor a los papeles y las carpetas que inundan los escritorios y las computadoras. Los únicos incólumes e incorruptibles por este aire de evasión son los del círculo de ingenieros, o también conocidos como el círculo de los idiotas. Y son los idiotas porque para ellos el tiempo parece detenerse al terminar el día laboral y volver a empezar para su emoción y regocijo al día siguiente a las 8 hs. Entre los analistas se destacaba Miller, quien acababa de entrar al círculo y era una de las caras sanas que aún se paseaba por los pasillos. Sin embargo en sus maneras ya se veía al maniático 'workaholic' que respiraba del aire de los libros contables y de las hojas técnicas de una cantidad innombrable de productos. Miller, a pesar de su obvia disposición a la corbata era confiable y eso de pronto lo hacía más peligroso para el momento en que el círculo lo tragara del todo. Sólo hemos hablado una vez, en una fiesta corporativa. Miller me preguntó algo estúpido pero válido a la hora de buscar conversación y de ahí en adelante hablamos hasta que nos marchamos, claro está, ayudados por varias cervezas. Miller es muy joven y hay algo en él que me parece familiar... de pronto me recuerda a mí, pero es la otra cara de la moneda. Es el mismo temperamento bajo otro signo.
Llego a la puerta del edificio y saco mi paquete de cigarrillos, saco uno y lo enciendo con cuidado de no quemarme. Toda mi vida los briquets se han convertido en artículos peligrosos al llegar a mis manos. Me acomodo el saco y camino hacia la estación. Los audífonos en su lugar y un volumen perfecto le hacen a mi camino un maravilloso sound-track.
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por A.M. BRIGANTI
brigam@gmail.com